Informar es dar noticia de algún hecho, y un hecho es una cosa que sucede. Por tanto, también entiendo que cuando desde un partido político se emiten notas o panfletos diciendo que INFORMA se debería ser mucho más celoso en cuidar que lo que se dice guarda alguna relación con la realidad.
Suele pasar con quien en vez de ponerse a trabajar en pro del bien común se dedica a actuar. Pero no a la palabra actuar relativa a realizar una acción, me refiero al actuar de representar un papelito, de hacer una pantomima a ver si cuela.
Porque a estas alturas, el cuestionar que se ha limpiado el Ayuntamiento de Mairena del Alcor de las múltiples deudas solo puede ser explicado así, con teatro. Deberían haber pedido opinión a la larga lista de pequeños empresarios y autónomos que hacían cola cada día por los despachos del concejal de economía, el interventor o el tesorero para cobrar facturas de hacía muchos meses, o años en algunos casos. Como dato informativo, o sea, real, se puede apuntar la cantidad de casi 600 facturas atrasadas pagadas de esta forma. Casi nada.
También se podía haber preguntado a los técnicos de mantenimiento, que no podían reponer las bombillas averiadas de las farolas en las calles porque no existía ningún proveedor que quisiera vender al ayuntamiento como no fuera pagando al contado por culpa de las deudas que tenía contraídas. Seguro que por la buenísima paga. Ese era el plan de formalidad con los dineros públicos que tenían nuestros antiguos gestores.
Pero eso tiene medianamente un pase. Lo que no lo tiene es cuando se pasa al terreno de las calumnias, y de la forma más baja y falsaria: poniendo frases en boca de supuestos familiares de concejales sin aportar ningún dato más. Eso lo puede hacer cualquiera con tal de enfangar y tiene un nombre: difamación.
Miren ustedes. Cuando salió la noticia en los medios escritos (El Mundo, El Correo,…) de que nuestro ex alcalde, aparte de cobrar la barbaridad de 60.000 euros al año por su puesto de “alto directivo”, se paseaba por un coche oficial pagado con dinero público por su pueblo (con fotos de prueba incluidas), a ningún partido se le ocurrió sacar panfletos diciendo lo que el hecho en sí invitaba a decir: cacique, nuevo señorito, aprovechado de la política… y términos por el estilo. Pero no fue así. Porque pienso que al final cada uno paga por los desmanes que comete y ya está. Y que la obligación de los representantes de los ciudadanos es aportar trabajo, proyectos e ideas, y no dedicarse al insulto fácil sin el mínimo argumento.
Al final, lo que es verdad es que salimos perdiendo todos. Porque si algo se demuestra encuesta tras encuesta es la falta de credibilidad que tienen los políticos, sean del signo que sean. Y ese descreimiento de la gente se agranda cada vez que se publican y se hacen afirmaciones falsas de forma demagógica con tal de perjudicar a un oponente político, siendo las más de las veces el ciudadano el verdaderamente perjudicado.
Porque son los perjudicados nuestros paisanos y paisanas cuando se afirma en un Pleno por parte del antiguo alcalde que “el acuerdo con Diputación estaría firmado antes de Semana Santa”, para financiar la terminación de nuestro colegio en El Prior”.
¿Quién gana con ese tipo de embustes?. ¿Merece la pena mentir de esa manera por apuntarse un tanto de tan corto alcance?. Pierden los padres y madres, ya desesperados por la situación, engañados de nuevo por el mismo que permitió que el colegio no se hiciera en una sola vez.
Yo desde luego no lo entiendo. Seguramente son las formas de políticos de otros tiempos, de los de hace más de dos décadas, cuando se controlaban todos los resortes desde el poder absoluto municipal. Pero eso ya no es así. Y aquellos que nos dedicamos en estos momentos a la gestión pública, tenemos que esforzarnos por intentar ganar ese crédito, esa confianza a los ojos de nuestros vecinos para lograr sacar este barco adelante que es nuestro pueblo entre todos juntos.
Un barco que, aunque los mismos que casi lo echaron a pique se empeñen ahora en negar que el viento empieza a hinchar sus velas para avanzar, aquellos mismos que vocearon que con su actual tripulación se hundiría sin remedio, terminará arribando al buen puerto que desea cualquier persona de bien: el de la recuperación moral, laboral y económica de Mairena.