Tres investigaciones científicas diferentes se están llevando a cabo este verano en la fortaleza medieval.
Hasta tres investigaciones diferentes están transcurriendo este verano en un recinto amurallado que aún encierra múltiples incógnitas por resolver para estos expertos, pertenecientes a diversas ramas del saber. Investigadores de la Universidad de Poznan (Polonia) están analizando estos días la composición de las arcillas de las piezas que alberga la Casa-Museo Bónsor en el interior del castillo con un espectómetro de masas. Se pretende conocer así si fueron realizadas por los habitantes autóctonos de la época o si, por el contrario, proceden del comercio con otras culturas como la fenicia. De confirmarse, reflejaría el uso del comercio por parte de los oriundos de la zona desde la protohistoria.
Por su parte, la Universidad de East Anglia de Norwich (Reino Unido) y la Estación Biológica de Doñana estudian el comportamiento y las migraciones efectuadas por la colonia de cernícalos primilla que habita en las torres del recinto, una de las más importantes que esta especie de halcón en peligro de extinción presenta en el sur de Europa.
La Asociación Andaluza de Espeleología, que lleva días investigando las fuentes de agua de la localidad, también está realizando investigaciones en el Castillo de Luna para conocer la mazmorra y las galerías subterráneas que encierra la fortaleza en su interior. La tradición local habla de la existencia de dos pasadizos, uno que llegaría hasta el campo de fútbol de La Albanera y otro con final en Gandul. Ahora se tratará de certificar su verdadera existencia.
Estos trabajos científicos servirán para sacar a la luz interesantes novedades sobre la historia de una localidad rica en cultura, historia y patrimonio, y que se erige en uno de los principales atractivos turísticos de la provincia de Sevilla.
