Decía Dostoievski que el hombre se complace en enumerar sus penas, pero no enumera sus alegrías. No está falto de razón el genial novelista ruso. Es condición humana. Creo también que cuando en muchos casos el saco de las pesadumbres está por desgracia hasta arriba (y en estos difíciles tiempos no faltan esos sacos), es necesario agarrarse a las pequeñas satisfacciones y contentos que puede darnos la vida.
Las más de las veces, vienen del entorno: familia, amigos… Pero también existen alegrías colectivas que sirven para hacer más liviana la carga de esa pesada saca de penalidades. Al igual que un pueblo llora junto tras vivir alguna desgracia, como nos pasó con el tornado, incendios como el de Frutosol o alguna tormenta especialmente dañina, hay momentos en los que compartir la ilusión y la alegría de un acontecimiento positivo hace más grande aun el disfrute de esas sensaciones.
Lo vivido el pasado 26 de agosto con la visita de la Vuelta Ciclista a España a nuestro pueblo, lo recordaré siempre. Pero más allá del hecho histórico, me quedo sobre todo con las miles de caras sonrientes, con la ilusión de los niños, con la felicidad de los padres, con una acogida llena de cariño y ganas que impresionó hasta a Javier Guillén, director de la carrera. El esfuerzo realizado durante más de un año, con llamadas, contactos y multitud de gestiones, sin duda mereció la pena sólo por poder vivir esos momentos de alegría compartida que conseguimos ese día. Y que tanta falta nos hace en estos tiempos que nos toca vivir.
No quiero dejarme atrás tampoco la importancia de que se hablara de Mairena en más de 80 países, además de en toda España, gracias a este evento. Porque esa imagen positiva, alegre, fuerte y luchadora (porque había que echarle valor para vencer al calor que nos cayó el otro día), además de reforzar nuestro orgullo mairenero, es la que estamos enviando a todo el mundo. Y es la que ayudará también a darnos a conocer más y mejor, atrayendo a más gente y haciendo crecer otros acontecimientos como nuestra feria o nuestro Festival de Cante Jondo.
Desgraciadamente, no todos entendemos igual conceptos como responsabilidad, nobleza o lealtad a nuestro pueblo. Fue una pena que la destructiva oposición socialista que sufrimos rechazara las invitaciones oficiales a asistir al histórico evento. Nadie. Y que sus medios de “información” no se enteraran de que había miles de maireneros festejando en sus calles. Nada. ¿Mairena lo primero? Que cada cual saque sus conclusiones.
En fin, empeñado en llevar la contraria a Dostoievski propongo que, sin olvidar los problemas que nos roban a veces el sueño, enumeremos de vez en cuando estas alegrías que también vivimos. Sin duda nos darán más fuerza para afrontar nuestras prioridades, como son el seguir trabajando para mejorar las condiciones de vida de nuestros vecinos, seguir reduciendo el desempleo (que en el último trimestre se ha reducido en 417 personas) y hacer de Mairena una ciudad mejor para vivir… para todos. Para ello estamos construyendo nuevas infraestructuras que nos hagan la vida más fácil, con nuevos campos deportivos, rotondas o carriles bici.
Y más allá de los momentos personales, me acuerdo también de la gran experiencia que este verano volvió a ser el Encuentro de Teatro Joven, con pequeños y mayores mezclados con los artistas por nuestras calles. O la ilusión de los chavales, todos con sus camisetas, cuando firmábamos el otro día el acuerdo para que puedan jugar en el nuevo campo de fútbol.
A ver si conseguimos seguir así. De momento, en breve podremos disfrutar también del Festival de Cante Jondo, orgullo de Mairena tras sus 53 ediciones, que este año volverá a ofrecernos un gran cartel y multitud de actividades y actuaciones para todo el mundo. Ojalá sea también motivo de alegría. Y que siga…
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